Motivos de consulta
Siempre detrás de cada enfermedad, síntoma o conflicto hay un porqué y un para qué. Para sanarlos es necesario pasar por su comprensión
Una de las cosas que tengo diáfanamente claro en consulta es que es fundamental enfocar cada caso hacia un tema concreto. En consulta, detrás de cualquier cuestión, enfermedad o síntoma, siempre hay un componente psicosomático que se puede explorar, trabajar y ayudar a resolver.
Como ya es habitual en mi blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, aquí dejo el enlace al vídeo del texto.
Es clásico comentar que, por ejemplo, el sistema digestivo, la piel, incluso el sistema nervioso, son territorios muy dados a generar enfermedades o síntomas por cuestiones, vamos a denominarlas, «vivenciales».
Pero, en mi experiencia, esto lo podemos extender a todo tipo de tejidos, órganos y procesos. Por ejemplo, alteraciones de nuestro sistema inmune (alergias, enfermedades autoinmunes), del sistema óseo (artritis, artrosis), sistema urinario (alteraciones de la función renal y de las vías urinarias, próstata incluida), etc.
La diferencia en cuanto a la gravedad de las enfermedades o síntomas viene dada por la intensidad del conflicto que hay detrás. Así, puede haber pequeños conflictos que generan síntomas funcionales leves o grandes conflictos (o historias muy nutridas de conflictos a lo largo del tiempo) que generan enfermedades graves, llegando hasta el cáncer o grandes degeneraciones.
Incluso en los accidentes, caídas, atropellos. Nada es casual en esta vida. No existe el azar. Siempre podemos encontrar un porqué y un para qué que le dan a la enfermedad un sentido, pudiendo así facilitar la mejor reparación del conflicto y evitar nuevas situaciones generadoras de tensión o dolor.
Llevo años de práctica profesional en la Medicina. Ya han pasado 41 años desde que me gradué en la Universidad de Navarra, allá por 1982. Y aunque esta visión psicosomática tan pura no la viví desde un principio, aprendí muy pronto a relacionar los diversos planos de la persona: su físico, las emociones y vivencias, los pensamientos, el mundo de los ancestros… y a trabajar integralmente con las personas.
Tras una formación específica y completa sobre Medicina Psicosomática con el Dr. Salomón Sellam, mi enfoque se reforzó en esa línea de trabajo. Y ahí sigo.
A lo largo de los años, he observado que la mayor parte de las personas que me consultan, lo hacen a través de síntomas, vivencias, conflictos que tienen un denominador común: la muerte. Y dentro de este tema general, hay un subgrupo muy importante de personas en las que sospecho de entrada la presencia en sus vidas de un «gemelo perdido». Pero ahora no es momento de entrar en este tema.
No es que me lo expresen así de claro, de entrada, pero mi primera impresión ante lo que me cuentan me hace sospechar con insistencia sobre estas cuestiones.
Tendencias depresivas o depresiones francas, falta de energía, cansancio vital que no desaparece con el descanso pertinente. O en las antípodas: ansiedades, excitación, insomnio, hiperactividad… Conflictos existenciales, no saber qué lugar se ocupa en la vida, no ser quien gobierne su propia vida… La variación de cuadros es muy grande.
En muchas de estas situaciones, al escarbar en el inconsciente de la persona, surgen temas de muertes que no están bien resueltas. Duelos que no se han vivido de forma correcta, bien por la persona que consulta o ha sido una especie de «plastrón» que ha quedado incrustado en el inconsciente familiar desde alguna generación anterior (padres, abuelos).
Es reconfortante ver cómo una persona va saliendo del hoyo en el que se encontraba y va tomando el poder de reconducir su propia vida.
Salud para ti y los tuyos.
Grande Silvano,
A pies juntillas con lo que has expresado.
Una suerte tenerte ayudando.
Un abrazo.
Javi Casares Pinzolas.